TRUMP Y EL POLÉMICO ARANCEL DEL 100% QUE SACUDE LA INDUSTRIA DEL CINE

En un giro inesperado (aunque quizás no tanto), el expresidente Donald Trump ha anunciado una medida que sacudió los cimientos de Hollywood: un arancel del 100%

En un giro inesperado (aunque quizás no tanto), el presidente Donald Trump ha anunciado una medida que sacudió los cimientos de Hollywood: un arancel del 100% a las películas producidas fuera de Estados Unidos. La intención, según él, es clara: revitalizar la industria cinematográfica nacional y frenar lo que califica como una “fuga de producciones”.

Pero, ¿es esta una solución efectiva o una receta para el caos en la industria global del entretenimiento?

¿De qué se trata exactamente?

Desde su red Truth Social, Trump afirmó que la industria del cine en EE. UU. está siendo «devorada» por países que ofrecen incentivos fiscales más jugosos para que las productoras rueden allá. ¿El resultado? Menos empleos en suelo estadounidense y más escenas de Nueva York filmadas en… Toronto.

Con este nuevo arancel, toda película que no se filme en EE. UU. enfrentaría un recargo del 100% al ingresar al mercado estadounidense. Sí, incluso si es de un estudio norteamericano.

Hollywood reacciona: entre la sorpresa y la furia

La respuesta fue inmediata y, en su mayoría, negativa. Estudiantes y productores se mostraron desconcertados. ¿Cómo se graba un producto como una película? ¿Quién paga el costo final? ¿El estudio? ¿El distribuidor? ¿El espectador?

Productores de Reino Unido, Canadá, Australia e incluso España advirtieron que este arancel podría destruir coproducciones internacionales y hacer que las grandes producciones se encarezcan o directamente no se realicen. Uno de ellos preguntó con sarcasmo: “¿Pagaremos aranceles por usar actores británicos con acento estadounidense?”.

Pero no todo fue rechazo: algunos sindicatos como los Teamsters aplaudieron la medida como una oportunidad para crear empleos locales, aunque otros, como la IATSE, pidieron un enfoque más equilibrado que incluya incentivos y no solo castigos.

¿Y el streaming? ¿Se salva?

En teoría, las plataformas de streaming no están sujetas directamente a aranceles, ya que el contenido se distribuye digitalmente. Pero en la práctica, podrían sentir el golpe.

Netflix, Disney+ y compañía podrían ver encarecidas sus producciones si se les obliga a filmar dentro de EE. UU. Wall Street ya mostró nerviosismo: las acciones de estas empresas cayeron tras el anuncio. Además, si los costos de producción suben, es probable que lo hagan también las tarifas de suscripción. Y en un contexto donde los hogares ya están reduciendo gastos en entretenimiento, eso podría ser un golpe duro para el sector.

El telón de fondo político y económico

La medida forma parte del clásico “América Primero” de Trump. Él sostiene que no busca castigar a Hollywood, sino rescatarlo de la deslocalización. Incluso nombró a estrellas como Jon Voight y Sylvester Stallone como asesores “patrióticos” para diseñar incentivos fiscales internos.

Pero los expertos económicos no son tan optimistas. Señalan que EE. UU. tiene un superávit en exportación de cine, por lo que esta política proteccionista podría terminar perjudicando más que ayudando.

Y desde el punto de vista legal, la Organización Mundial del Comercio tiene restricciones sobre aranceles a transmisiones digitales. Así que el plan podría enfrentar bloqueos jurídicos incluso antes de implementarse.

¿Película de acción o tragedia griega?

La industria del cine es, más que nunca, una red global. Películas estadounidenses se filman en Nueva Zelanda, Canadá, Sudáfrica o incluso Hungría. Técnicos, artistas, actores y guionistas viajan por el mundo. Tratar de imponer fronteras rígidas en un sector tan internacional suena, como mínimo, complicado.

Si esta medida se aplica, podría significar un golpe para el modelo actual de producción y distribución. Y para los espectadores, podría traducirse en menos variedad, películas más caras, y más retrasos en estrenos esperados.

¿Y ahora qué?

Con la industria en alerta máxima, todos esperan detalles más claros. ¿Será esto solo una jugada política? ¿O realmente veremos aranceles aplicados a películas como si fueran autos o acero?

Lo cierto es que la frase «hecha en América» podría volver a ser un eslogan cinematográfico… pero a un precio que nadie —ni los estudios, ni el público— parece dispuesto a pagar fácilmente.

¿Ustedes qué opinan? ¿Apoyan un cine más local o creen que el arte no entiende de fronteras? Déjennos sus comentarios y compartan esta entrada si les pareció interesante.

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